Cuentos de Gemma Merino

Descubrí hace poco estos dos cuentos que me encantaron por su gran mensaje.

En la primera lista de cuentos que hice para abrir la categoría de «Leamos» ya había uno de sus libros pero descubrí recientemente otros dos que me encantaron y quiero compartirlos contigo por si te da alguna idea de cara a Navidad.

Un libro o un cuento debería ser uno de los regalos imprescindibles de cualquier niño e incluso adulto. Aportan muchísimo, tienen una larga vida y el coste no suele ser demasiado elevado.

Por aquí somos de los que leen un montón de cuentos cada día. Si es por Estrella estaríamos leyendo sus cuentos a todas horas, repitiéndolos una y otra vez.

Y es que aunque creamos que hay mensajes que no los entienden o perciben por el momento por ser demasiado peques, sí que les llega de algún modo. Ellos mismos hacen sus conexiones y llegan a sus conclusiones. Éstas, van madurando con el tiempo llegando a tener un entendimiento mayor a medida que van avanzando. A mí me gusta pensar que son como semillas que plantas y que van creciendo con el tiempo.

Por este mismo motivo la elección de cuentos debería ser realizada con mucho mimo y preocupación. Así como todo lo que ven, ya sea en forma de teatro infantil, marionetas o programas de la tele en caso de que tus peques la vean.

Lógicamente es imposible controlarlo todo, y no se trata de eso sino de tener cierta conciencia en lo que podamos escoger nosotros.

Y ya que las historias de los cuentos es algo que van interiorizando y haciéndolo suyo con el tiempo os invitaría a que no le explicaras nada más a mayores cuando le lees un cuento. Es decir, no trates de mostrarle tú la moraleja o explicarle la importancia de lo que está ocurriendo en el cuento. A veces creemos que dándoles todo más mascadito es mejor para ellos pero a mí me gusta confíar en su poder de entendimiento y en que hará suyo lo que tenga que hacer suyo, el resto ya vendrá.

En las escuelas Waldorf trabajan con un montón de materiales. Puede incluso venir un carpintero para hacer una cuchara de madera. Pero no para enseñarles a hacer una cuchara de madera, sino que él se pone a realizar su labor y deja que los niños lo vean e imiten. No narra cómo hacerlo.  Este es un ejemplo de lo que significa que los niños aprenden por imitación y no por lo que nosotros le digamos.

Con los cuentos es lo mismo. No trates de explicarles el mensaje, ya la historia se lo envía. Existen cuentos súper bonitos también que no tienen texto, es solo para observar y que cada persona saque su conclusión e interprete libremente. Potenciando así la imaginación además de la observación. Si tú con estos cuentos le narras lo que ves tú, ya estás frenando su capacidad de entendimiento, interpretación e imaginación.

Y como los cuentos que escojamos hay que hacerlo con mucha atención en lo que transmiten, a mí me encantan aquellos que hablan de amarse a uno mismo tal y como es. Sobre todo en los primeros años, que es cuando se forma la confianza en uno mismo y en el mundo así como la autoestima, me gusta que reciba mensajes de amor propio. Así que hoy te traigo otros dos en esta línea.

Coincide además que los dos que escogí son de la misma chica, Gemma Merino. Si ya me gustaba La vaca que se subió a un árbol, estos dos es que me enamoraron.

 

Los otros dos son:

El cocodrilo al que no le gustaba el agua  y La oveja que incubó un huevo.

El cocodrilo al que no le gustaba el agua habla de cómo a veces te gustaría encajar ya que ser diferente puede que haga que te sientas solo. A veces, intentamos cambiar para ser iguales a los demás pero por más que lo intentamos no lo logramos, hasta que descubrimos el verdadero motivo de nuestra diferencia. Nos aceptamos y nos damos cuenta que aún siendo diferentes podemos ser felices.

Este cocodrilo quisiera que le gustara el agua como a sus hermanos para poder jugar con ellos. Pero odiaba el agua, no la soportaba. Aunque lo intentó de mil maneras diferentes, no fue hasta que descubrió el verdadero motivo de el por qué no le gustaba que aceptó esa característica de sí mismo.

La oveja que incubó un huevo habla sobre la aceptación de uno mismo y el buscar el lado positivo a los cambios que nos ocurren en la vida. La oveja Lola tenía una melena impresionante, preciosa, pero después del corte de pelo habitual en primavera nota como su pelo ya no crece de la misma manera, sino más alocado y descontrolado y esto no le gusta. Hasta que descubre todo lo positivo que trae consigo esa nueva melena y es capaz de dejar a un lado su preocupación ante su físico para centrarse en lo verdaderamente importante: las amistades que le trajeron.

Espero que te hayan gustado estos dos cuentos.

¿Y tú? ¿ya los conocías?¿ Cuáles son los vuestras opciones de cuentos para esta Navidad? 

 

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