Blog de Cera de Colores

Los temperamentos

Los temperamentos, una herramienta muy útil para conocer y entender mejor a tus peques o alumnos y poder acompañarles.

Conocí la clasificación de los temperamentos mientras me formaba como arteterapeuta y para mí fue un gran descubrimiento, espero que para ti también si aún no los conocías.

Esto no es algo nuevo ya que el primero en clasificarlos fue Hipócrates. Iván Pávlov también teorizó acerca de los temperamentos y en la psicología ocupa un lugar muy importante.

Además de explicarte las características de cada temperamento, quiero transmitirte la importancia de reconocerlos en tus hijos para poder guiarlos de la mejor manera posible comprendiendo el motivo de ciertos comportamientos.  Lógicamente es muy importante descubrir qué temperamento o temperamentos imperan en tu carácter como parte de tu propio autodescubrimiento. Aunque estoy segura de que en cuánto veas la clasificación tendrás bastante claro qué temperamento forma parte de ti y también jugarás a observar cuáles imperan en la gente que te rodea. Es muy divertido.

Clasificación de los temperamentos

 

Pertenecer a uno o a otro no significa ser mejor o peor, todos tienen muchísimos aspectos positivos. De lo que se trata es reconocerlos en nosotros y trabajar para lograr un equilibrio.

No solamente puedes reconocer en ti un temperamento, puede formar parte de ti más de uno, normalmente dos serán los que predominen, por lo que, por ejemplo, yo sería ahora mismo sanguínea-colérica. Y digo ahora mismo porque los temperamentos podemos equilibrarlos y trabajarlos tratando de adquirir rasgos de los que menos dispongamos.

Existen 4 temperamentos.

Cómo os comenté más arriba mi principal temperamento es el sanguíneo y había muchas cosas que no me gustaban y me afectaban que son característicos de este temperamento. Era incapaz de terminar un libro, o quería aprender tantas cosas diferentes que no profundizaba en ninguna. Empezaba los proyectos con mucha ilusión y decaía al cabo de poco tiempo… Sin embargo, una vez reconocidos estos aspectos en mí, traté de trabajar en ellos. Cuando empezaba un libro trataba siempre de terminarlo, nunca dejarlo a medias, al igual que las series, por ejemplo. Saqué partido a mis ganas de aprender muchas cosas diferentes y hoy en día lo veo como algo muy positivo ya que soy capaz de hacer cualquier tipo de manualidad o técnica sin ningún inconveniente, del mismo modo puedo mantener conversaciones de todo tipo pudiendo aportar aunque sea algún dato interesante. Y por último traté de reforzar mi lado colérico en el sentido de llevar a cabo los proyectos y mantenerlos vivos. Cómo ves, es un camino de aprendizaje y autodescubrimiento que a mi parecer es muy interesante. Aunque sea solamente reconociendo qué rasgos tienes de cada temperamento te será útil.

Los temperamentos se suelen manifestar con más intensidad a partir de los 7 años. En cada etapa de nuestra vida puede predominar un temperamento que corresponde a esa fase ya que cada temperamento rige una fase de la vida. El temperamento sanguíneo regirá la infancia, el melancólico la adolescencia, el colérico la adultez y el temperamento flemático la vejez.

Los temperamentos y los niños

Creo que con este ejemplo que me dieron un día se entenderá perfectamente. Hay varios niños comprando un helado. El niño sanguíneo no sabrá qué sabor escoger, tardará un buen rato en decidirse mientras cambia de idea varias veces, el melancólico terminará llorando porque no es capaz de decidir ningún sabor,  el niño colérico tendrá claro el que quiere desde el primer momento y el flemático dirá que le da igual el sabor.

En las escuelas waldorf sientan a los niños según su temperamento y siempre recogen al niño en el punto dónde están, al igual que en el arteterapia. Es decir que a un niño melancólico no podrás darle algo que no tiene así que tendrías que evitar tratar de alegrarle o restarle importancia a su dolor ya que conseguirás el efecto contrario, pensará que no puede manifestar su sensibilidad delante de ti y eso le llevará a resguardarse y esconderse para sufrir eso que siente. Por lo que si detectas que tu peque es melancólico lo más aconsejable sería que le orientaras a reconocer el dolor del prójimo, de este modo él no tratará de buscarlo en sí mismo y desarrollará la empatía. Por ejemplo, podrías hablarle de ciertas injusticias o del hambre en el mundo. De este modo, se sentiría movido por esta causa y no ahondará tanto en su propio sufrimiento.

Un niño colérico necesita hacer, actuar, responsabilidades. Y este ejemplo creo que lo podrás ver más claro ya que es quizás el más evidente. El compañero de clase al que el profesor nombra delegado o siempre le manda tareas porque necesita ese papel de líder, de alumno útil y práctico. Le motiva que le reten: «¿a qué no eres capaz de…?». Que te respete es importante en este caso, él necesita esa figura a la que respetar.

A un niño flemático le puede llegar a motivar los intereses de las personas que tenga al lado, ya que él no tiene ningún interés definido. En este caso es importante dejar que se aburra. Llegado a ese punto puede tener el impulso de salir de ese aburrimiento y hacer cosas por sí mismo.

El niño sanguíneo suele abandonar las cosas muy pronto, por lo que partiendo de donde está es recomendable darle a hacer cosas que no tengan interés para él. De este modo puede abandonarlas y así potenciar el lado opuesto, es decir, seguir adelante con las cosas que realmente puedan llegar a interesarle.

Cómo ves, la base siempre es el respeto. No se trata en ningún momento de etiquetar, sino de reconocer a tu peque y acompañarlo tratando de ser su guía pero sin querer cambiarlo exigiendo cosas que no puede dar.

(Todas las fotografías de esta entrada son pinturas que realizamos en la formación de arteterapia en base a los temperamentos.) 

 

 ¿Qué temperamentos forman parte de ti? ¿Has reconocido el temperamento de tu(s) peque(s)?